miércoles, 7 de enero de 2009

Biógrafo

Las horas tranquilas pasaban, traen el miedo y se lo llevan. El viento que viene con las estrellas se quedó junto a él, mientras los árboles se alzan hacia el cielo. Corrió por veredas bajo las parras cargadas de frutos intentando escuchar el llamado que tanto esperaba. Mas el susurro del viento entre las hojas nada delató. De pronto una voz silenciosa lo llama desde un rincón, donde una apertura entre los árboles dejaba pasar la luz de la luna.

Horas antes, la casa bullía en perfecto orden. El padre y sus ideales, más su pipa, sentado en el sillón reinaba el lugar. La madre y sus ideales, más su corazón escondido habría jurado que nació para servir a su marido. La prole pululaba en torno a las normas cuidando de no romperlas justo antes de romper alguna por accidente. Todo eso le resultaba incomprensible, confuso y oscuro. Huir de ahí era su deseo incumplido.

Cerraba los ojos y una luz cálida y celeste se filtraba desde sus sueños.

El padre con sus ideales, bloqueados tenía la suavidad y la ternura de la que él rebosaba. La madre, sus ideales la llevaron por un camino correcto pero con muchos secretos que rodeaba un corazón latente. Él por el contrario, se refugiaba en noches estrelladas, ventanas apuntando al amanecer y en la calidez de encontrarse a sí mismo en otro.

Llegada la hora, su corazón acelerado lo llevó fuera de la casa, evadiendo toda norma. Corrió hacia los verdes patios, alguien deseado por su corazón le esperaba allí.

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