miércoles, 28 de enero de 2009

Serenidad

Con frecuencia veo a las personas absorbidas por las inclemencias y las rutinas de sus vidas (de las cuales a veces yo formo parte), viven tan entregadas a actos y ritos, no solo con la dedicación a ellos, sino que hasta su paz se ve perturbada en ocasiones.

Siento impotencia al ver una llave de agua abierta en pleno desierto, derramando su invaluable regalo a la perdición infinita y al olvido. Creo que las personas cometen un acto similar a diario, cuando dan todo de sí a cuestiones que evidentemente no lo valen. Temen, cosas que no hay porque temer. Todos lo hemos hecho. Quisiera graficar el problema con un ejemplo: Una abuela esta terriblemente preocupada porque teme por el destino de su casa cuando ella haya muerto. Qué importa la casa, si ella estará muerta; no obstante dedica sus últimos meses de vida a cuidar de ella aún con más esmero, con más preocupación y angustia, cuando en lugar de eso podría atender los asuntos que toda su vida ha evitado resolver. En lugar de vivir, que es para lo que ha nacido, se precipita a su propia muerte, temerosa.

Y otros que se desgastan en defender sus posturas y apuestan el sosiego de su espíritu en ellas, cuando justamente es eso lo que buscan. ¡Se arroban cuando se ven contradichos! Sólo unas palabras bastan para moverlos de su serenidad. A qué le temen, que no pueden verse cuestionados, a qué le tienen miedo que ven amenazas en el mundo, que esta de su lado.

Algunos le temen a lo futuro, otros reniegan de su pasado, viéndolos como ajenos a sí. Viven el presente luchando contra el tiempo. El pasado fue y siempre será, también el futuro ha sido y seguirá siendo. ¿Por qué luchar contra eso cuando es nuestro y siempre lo ha sido, por qué temer al futuro, si aun no ocurre?

Que nos se nos vaya la vida en eso. Propongo un encuentro de todos los tiempos en nuestros corazones, y que no se separen otra vez. Que haya una calma imperecedera en nosotros.

martes, 27 de enero de 2009

La Habitación y la Mujer

La habitación, calmada e impecable se hallaba iluminada por la única ventana que da vista a la calle. El techo alto y manchado de tiempo, de madera barnizada color marrón se asemejaba al piso cubierto de madera manchada también, podían verse huellas de momentos de antaño. Al centro de la habitación había una cama cubierta de telas floreadas, almohadas tejidas y figuras de animales rellenas de algodón.

La mujer, de unos cincuenta años tenía la mirada fija en la ventana, aunque no miraba por ella, pensaba. Recordaba. Pude verlo claramente en el reflejo del espejo que estaba en la pared sobre la cama, rodeado por un marco de madera tallada, observé desde la distancia por la puerta. Ella pensaba en un detalle, en un asunto totalmente irrelevante de su rutina diaria. Aun así, en ese breve instante, pude ver en sus ojos la tristeza de mujer cuyo esposo ha debido dejar la casa para ganarse la vida, también el hijo. La luz proveniente de la ventana era cómplice de su belleza, el silencio en la habitación lo era de su amor.

Pronto será el día de la revelación de lo que el destino tiene preparado para ella, no habrá más desesperanza ni temor. La habitación quedará vacía, al igual que la casa, con el tiempo.

sábado, 24 de enero de 2009

American Beauty

“¿Quieres ver lo más hermoso que he filmado?...
Es uno de esos días en los que te alejas del ruido, y hay esa electricidad en el aire. Casi puedes escucharla, cierto?

Y esta bolsa estaba… bailando conmigo. Como un niño pequeño, rogándome que juegue con ella, por 15 minutos. Ese día me di cuenta que hay una vida entera detrás de las cosas, y una increíble fuerza benévola diciéndome que no hay ninguna razón porque temer, nunca. El video es una escusa pobre, lo se, pero me ayuda a recordar. Necesito recordar.

A veces hay tanta belleza en el mundo, que siento que no puedo soportarlo y que mi corazón se va a rendir.”


“Siempre he escuchado que tu vida entera pasa frente a tus ojos en el segundo antes de morir. Primero que todo, ese segundo no es un segundo en realidad, se alarga para siempre, como un océano de tiempo. Para mí fue estar acostado de espaldas en el campamento de boys scouts, mirando estrellas fugaces. Y hojas amarillas de arces que cubrían nuestra calle. O las manos de mi abuela y la forma en que su piel parecía de papel. Y la primera vez que vi mi nuevo firebird.
Y Janie, y Janie…

Y Carolain.

Supongo que puedo estar muy enojado por lo que me ha pasado, pero es difícil estar enojado cuando hay tanta belleza en el mundo. Algunas veces siento que lo estoy viendo todo de una vez y es demasiado, mi corazón parece florecer y a punto de explotar. Y luego recuerdo relajarme y dejar de intentar aferrarme a eso. Y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no puedo sentir nada más que gratitud por cada uno de los momentos de mi pequeña estúpida vida.

No tienen idea de lo que hablo, estoy seguro. Pero no se preocupen, lo entenderán algún día.”

Desunión

La tarde traía su anaranjado cielo entre las nubes
de las rosas brotaba una belleza sobrecogedora,
el origen era incierto, parecía nacer desde un corazón que no era terrenal

Este soy, uno con la tierra bajo mis pies.
uno con el viento que me envuelve.
uno con la hierba que crece conmigo.
uno con la noche y el día.

La noche traía su azul velo entre las estrellas
en las hojas se posaba un rocío brillante,
su procedencia era mágica, saludaba al sol y a la aurora.

miércoles, 7 de enero de 2009

Biógrafo

Las horas tranquilas pasaban, traen el miedo y se lo llevan. El viento que viene con las estrellas se quedó junto a él, mientras los árboles se alzan hacia el cielo. Corrió por veredas bajo las parras cargadas de frutos intentando escuchar el llamado que tanto esperaba. Mas el susurro del viento entre las hojas nada delató. De pronto una voz silenciosa lo llama desde un rincón, donde una apertura entre los árboles dejaba pasar la luz de la luna.

Horas antes, la casa bullía en perfecto orden. El padre y sus ideales, más su pipa, sentado en el sillón reinaba el lugar. La madre y sus ideales, más su corazón escondido habría jurado que nació para servir a su marido. La prole pululaba en torno a las normas cuidando de no romperlas justo antes de romper alguna por accidente. Todo eso le resultaba incomprensible, confuso y oscuro. Huir de ahí era su deseo incumplido.

Cerraba los ojos y una luz cálida y celeste se filtraba desde sus sueños.

El padre con sus ideales, bloqueados tenía la suavidad y la ternura de la que él rebosaba. La madre, sus ideales la llevaron por un camino correcto pero con muchos secretos que rodeaba un corazón latente. Él por el contrario, se refugiaba en noches estrelladas, ventanas apuntando al amanecer y en la calidez de encontrarse a sí mismo en otro.

Llegada la hora, su corazón acelerado lo llevó fuera de la casa, evadiendo toda norma. Corrió hacia los verdes patios, alguien deseado por su corazón le esperaba allí.

jueves, 1 de enero de 2009

Lluvia


Se acercaba la hora. Apresuré el paso por la ladera del cerro para llegar a tiempo.


Hacia abajo podía ver la ciudad y el patio de la casa más cercana, donde había una familia expectante al último minuto del año. Cuando mis pies guardaban algo de silencio podía escuchar hasta sus risas emocionadas. Me apresuré.


Llegué a un espacio abierto entre las rocas y los árboles, donde una suave alfombra de hierbas cubría el suelo rodeado de plantas. Miré hacia lo alto esperando.


En el momento preciso, los brillantes colores aparecieron surcando el cielo sobre mi cabeza y los árboles. Estaba justo a los pies del cerro de donde provenían, seguramente yo era la persona que más cerca estaba del cielo en ese momento.


Me senté a respirar y a seguir mirando, sin saber qué buscaba en el bello espectáculo. En algún otro punto del globo, en ese mismo instante mil y una personas disfrutaban de algo parecido, alegremente.


Miré a mi alrededor, había rocas y árboles que parecían parte del paisaje junto con los fuegos en el cielo. Azulados por el velo de la noche, luego teñidos suavemente por los destellos de colores. Me hice una parte más del paisaje, las rocas, los árboles y yo, nosotros, sentíamos lo mismo. Luego el momento cúlmine: un destello de cubrió todo el cielo brilló y luego cayó en forma de lluvía amarilla por largo rato. Entre las ramas y las hojas vi caer la lluvia que nos transportó a un mundo fantástico donde yo no podía estar sentado solo. No podía.


Finalmente la lluvia se apagó y me obligó a volver al suelo firme de la realidad. Volví con el momento en mis recuerdos, aunque duró tan sólo unos segundos me mostró que en el fondo no estaba solo allí arriba. Miles de brillantes gotas amarillas me acompañaron; cada una mi deseo se llevó.