La última tarde viene de prisa.
la vista de un anitguo suelo familiar se pierde
de él solo quedará un recuerdo e historias del mar.
Aun con tiempo, mi corazón insistente arde
el sol quema el agua, y el día se vuelve anaranjado
el tiempo del olvido llegará con una noche sin estrellas
y las ataduras me soltarán de donde he estado.
Se acerca la hora, no tengo temor.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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