Me encuentro mirando por la ventana, recuerdos de una despedida
Mientras la luna se alza majestuosa sobre la cordillera,
Pienso en volver a la tierra que me vio crecer.
Regresar a aquellos que dieron todo por mí y que no esperaron nada a cambio.
Despedidas, bajo el cielo frio y celeste de invierno.
Sonrisas que esconden una ya conocida amargura,
por corazones acostumbrados a esperar.
Entre sollozos silenciosos me someto a la incertidumbre,
De tener que abandonar a algunos pero sin saber a cuales.
A los de años tempranos que no deberían lidiar con la soledad,
O a los de años tardíos que viven de nuestra compañía.
Los días pasarán y el tiempo indiferente se encargará
De darle a las cosas un destino que hoy desconozco, pero con el que intento cargar.
Momentos felices y de regocijo, que ocultan mi miedo tembloroso,
Y una amargura que hoy, en mi ventana, dejo brotar sin restricción.
Las personas que se aman deberían estar juntas.
Estaré con los de mi sangre, a los que les debo mi vida.
Dejaré a los más ancianos, cuyos corazones saben cómo esperar,
A la tierra en que nací y donde siempre quise vivir.
Sé que lo entenderán.
La peor soledad es cuando luchas para que los que amas no estén solos.


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